Cada Semana Santa es una oportunidad para reencontrarse con
los valores cristianos, con la solidaridad, con el compartir familiar, y
también una oportunidad para valorar lo obtenido, definir lo restante y recargar
baterías para la lucha por un mejor presente y un mejor futuro. Por eso esta
semana que terminó debe servir para reencontrarnos con la cotidianidad con una
visión más amplia, más completa, más solidaria.
El aprendizaje más evidente lo mostró la procesión de El
Nazareno en el centro de Caracas. Miles de personas, miles de creyentes, miles
de turistas, miles de venezolanos de cualquier Fe, acudieron allí para formar
parte de un encuentro colectivo con la solidaridad, con la hermandad. Es
maravilloso ver cómo en el lugar se juntan tantas personas y no hay ningún
problema, la violencia desaparece, la inseguridad descansa un rato, dando paso
a la alegría, al trabajo en conjunto. Allí todos se conectan con otra energía,
la del bien, la cristiana de dar la mano. Por eso son ocasiones para demostrar
cómo unidos se pueden lograr grandes cosas, empezando por las pequeñas
victorias: callar la violencia.
Y eso lo debemos mantener presente siempre. Solo unidos, con
el empeño de todos, podremos parar la violencia. Las herramientas están allí y
hay que utilizarlas, como la educación, pero ello sólo es posible desde la
voluntad y el compromiso de tener una sociedad mejor y, por tanto, una ciudad
mejor. Por supuesto hay motores humanos para que eso ocurra. Por ejemplo, la
jornada con El Nazareno no sería posible sin el trabajo dedicado de la Cofradía
que pone todo a punto para su éxito. Por eso hay que agradecerles y aplaudirles
la labor, esa que se inscribe en la misma línea de quienes cada día ponen su
granito de arena para que tengamos más paz, frente a quienes prefieren el caos.
Semana Santa también es una oportunidad para reconectar con
los valores cristianos que no puede proteger de la violencia y a la vez señalan
caminos para no caer en su tentación. Estamos a las puertas de consolidar un
cambio fundamental en nuestro país. Ese cambio, esa transformación, ya está en
marcha y debemos empujarla para hacerla definitiva con el poder de los valores,
de la solidaridad, del encuentro y la unión en paz.
Hay que atender las sabias palabras del Papa Francisco,
quien apenas en los pocos días que lleva en el trono de San Pedro ya ha
mostrado no solo una gran humildad, sino un gran compromiso con los más
necesitados, esos a quienes hay que poner en el centro para empujar la sociedad
hacia mejores y más prósperos escenarios . Su Santidad dijo que “hay que dejar
de verse a sí mismo” y comenzar a ver a los demás, solo así podremos construir
la Caracas unida, solidaria, compenetrada y trabajadora que necesitamos con
urgencia para llevarla de verdad al siglo 21.
@aecarri
@alianzadellapiz
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