El desprecio del gobierno por la
educación de calidad sigue llevándose por delante las buenas intenciones de
maestros y académicos que se esfuerzan por preparar de la mejor manera a los
niños y jóvenes que heredarán el país. El Ministerio de Educación está
ratificando que las tarifas de los colegios deben mantenerse congeladas, a
pesar de que la vorágine económica avanza cada día, con una inflación
galopante, con al menos dos devaluaciones desde el año pasado, y con la vida
más cara. Pero las cuentas de la ministra Hanson al parecer no reflejan esa
realidad.
El argumento es defender al que menos
tiene, pero la consecuencia es otra: la asfixia económica y financiera de las
instituciones educativas. Es el mismo esquema que aplican con las
universidades, irlas secando a punta de limitarles recursos replicando
presupuestos universitarios de años anteriores sin tomar en cuenta la variación
de los precios.
Sin embargo no se trata de defender a
la educación privada porque sí, sino porque lamentablemente son los colegios
pagos los que se han convertido, en su mayoría, como los generadores de
verdaderos espacios de aprendizaje. Los planteles de Fe y Alegría, por ejemplo,
o los de educación católica son capaces de mostrar resultados muy superiores a
los que pudieran mostrar los planteles públicos manejados por el gobierno
central, muchos estados y más alcaldías. De qué sirve poder pagar más barato
por sentar al muchacho en un pupitre si su formación no será la mejor.
La gran deuda no la tiene sino el
Estado que ha incumplido el mandato constitucional de garantizar una educación
pública, gratuita y de calidad. Aquí no hay ni lo uno ni lo otro, porque hasta
en el liceo y la escuela más popular los padres deben hacer un esfuerzo por
rasguñar dineros para pagar la formación de sus hijos, los materiales, los
uniformes o el transporte escolar. ¿Educación gratuita? Pero la Ministra se
enfoca es en ahogar a los privados, escurriendo el bulto de su responsabilidad:
si la educación pública fuese excelente, casi nadie optara por la privada. Así
ocurre en muchas partes, y aquí se puede si se quiere.
Por eso insistimos con nuestra
propuesta de la Ciudad Educadora, porque Caracas merece ser transformada en una
capital dedicada a la formación de sus habitantes. Estamos a tiempo de lograrlo.
@aecarri
@alianzadellapiz
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