Cada vez son más las ciudades que le apuestan a convertirse en polos de desarrollo para las industrias culturales y creativas. Casos como Toronto, Londres, Nueva York, Seattle, Washington, Montreal y Buenos Aires son conocidos como centros que albergan industrias que van desde el diseño textil hasta el cine, pasando por la animación digital, la publicidad, la música, el sector editorial y el teatro. Por supuesto, se transforman en la sede de festivales, simposios y ferias de alto nivel que atraen gran afluencia de visitantes, y de este modo se convierten en vitrina internacional.
La importancia de las metrópolis que logran atraer las industrias creativas radica en su potencial como núcleos de riqueza generada por la propiedad intelectual, atraen inversión y generan integración con los servicios financieros, la hotelería y el comercio en general. La experiencia internacional demuestra que las urbes que atraen este sector experimentan una gran valorización de la propiedad raíz.
Los requisitos. ¿Qué hace a una ciudad creativa? ¿Qué mandamientos se deben cumplir para entrar en este grupo selecto? Una de las condiciones es la sostenibilidad ambiental.
Las ciudades que cuentan con mejores normas medioambientales y permiten el acceso a parques, zonas verdes, lugares públicos para prácticas deportivas o esparcimiento son más atractivas. A esto hay que incluir la existencia de ciclovías, amplios espacios peatonales y una buena normativa sobre la calidad del aire.
Otro punto es la movilidad.
Contar con sistemas óptimos de transporte masivo, rutas amplias para plataformas integradas de buses y capacidad vial, es un factor determinante de calidad de vida.
Además deben profundizar la cobertura de banda ancha y servicios públicos eficientes.
Este es un gancho para profesionales jóvenes en las industrias creativas, que adoptan con frecuencia los trabajos de telepresencia y basan su profesión en la tecnología.
Hay otros factores: la infraestructura y oferta cultural. La existencia de buenas redes de bibliotecas, teatros, centros de presentaciones escénicas de acceso público, sumado a la presencia de oferta cultural en cine, librerías, galerías y gastronomía, se convierte en un factor de cohesión urbana, altamente valorada.
Como quinto requisito está la tolerancia e inclusión. Un espacio urbano, en el cual exista tolerancia e inclusión frente a la diversidad racial y sexual, juega un papel preponderante, pues las industrias creativas tienen como elemento esencial la integración multicultural.
Y por último, pero no por ello menos importante, un punto es la seguridad. Sin un marco de seguridad, en el que primen bajos niveles de homicidio y delincuencia, es muy difícil que las industrias creativas se asienten de manera duradera. Permitir espacios públicos seguros es un diferenciador de movilidad laboral en sectores donde el talento es altamente demandado.
Al analizar los criterios con la lista de las 34 ciudades que la Unesco cataloga como centros creativos, queda claro el liderazgo de las urbes cuyas agendas de corto, mediano y largo plazo apuestan por unir estos 6 factores. Una ciudad que asume la cultura y la creatividad como eje de desarrollo construye un futuro en que el talento es factor de riqueza.
La importancia de las metrópolis que logran atraer las industrias creativas radica en su potencial como núcleos de riqueza generada por la propiedad intelectual, atraen inversión y generan integración con los servicios financieros, la hotelería y el comercio en general. La experiencia internacional demuestra que las urbes que atraen este sector experimentan una gran valorización de la propiedad raíz.
Los requisitos. ¿Qué hace a una ciudad creativa? ¿Qué mandamientos se deben cumplir para entrar en este grupo selecto? Una de las condiciones es la sostenibilidad ambiental.
Las ciudades que cuentan con mejores normas medioambientales y permiten el acceso a parques, zonas verdes, lugares públicos para prácticas deportivas o esparcimiento son más atractivas. A esto hay que incluir la existencia de ciclovías, amplios espacios peatonales y una buena normativa sobre la calidad del aire.
Otro punto es la movilidad.
Contar con sistemas óptimos de transporte masivo, rutas amplias para plataformas integradas de buses y capacidad vial, es un factor determinante de calidad de vida.
Además deben profundizar la cobertura de banda ancha y servicios públicos eficientes.
Este es un gancho para profesionales jóvenes en las industrias creativas, que adoptan con frecuencia los trabajos de telepresencia y basan su profesión en la tecnología.
Hay otros factores: la infraestructura y oferta cultural. La existencia de buenas redes de bibliotecas, teatros, centros de presentaciones escénicas de acceso público, sumado a la presencia de oferta cultural en cine, librerías, galerías y gastronomía, se convierte en un factor de cohesión urbana, altamente valorada.
Como quinto requisito está la tolerancia e inclusión. Un espacio urbano, en el cual exista tolerancia e inclusión frente a la diversidad racial y sexual, juega un papel preponderante, pues las industrias creativas tienen como elemento esencial la integración multicultural.
Y por último, pero no por ello menos importante, un punto es la seguridad. Sin un marco de seguridad, en el que primen bajos niveles de homicidio y delincuencia, es muy difícil que las industrias creativas se asienten de manera duradera. Permitir espacios públicos seguros es un diferenciador de movilidad laboral en sectores donde el talento es altamente demandado.
Al analizar los criterios con la lista de las 34 ciudades que la Unesco cataloga como centros creativos, queda claro el liderazgo de las urbes cuyas agendas de corto, mediano y largo plazo apuestan por unir estos 6 factores. Una ciudad que asume la cultura y la creatividad como eje de desarrollo construye un futuro en que el talento es factor de riqueza.
Fuente: El Nacional, 14 de octubre 2012
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