En medio de la profunda
crisis que padece nuestro sistema educativo, aparece la Resolución 058 sacada
de debajo de la manga en el Ministerio de Educación, de quienes están leyendo
los resultados de elecciones no como una exigencia de mayor responsabilidad y
mejor gobierno, sino como cheque un blanco para meter acelerones a proyectos
equivocados. El asunto toca algo sagrado: la escuela.
Los irresponsables
pretenden convertir la enseñanza de los nuestros niños en caldo de cultivo de
politiquería y propaganda. El texto lo que dice, básicamente, es que personas
extrañas al hecho educativo tendrán voz y voto en lo que se hace dentro de las
escuelas, lo que se enseña a los niños, lo que debe guiarse y cómo debe
manejarse la institución. Es decir, le disminuyen a padres y representantes el
derecho de ocuparse de sus hijos y al director de manejar el plantel,
sustituyendo la junta de padres, al papel del maestro y a la supervisión
técnica del ministerio por unos Consejos Educativos donde nada está claro.
Muchas manos ponen el caldo no morado sino rojo dentro de las escuelas, en
momentos en que padecemos de un deterioro evidente en la calidad de la
enseñanza.
Está claro que meter a
consejos comunales y gente que no tiene nada que ver con la escuela, ni tiene la preparación para ocuparse de ello
es abrir las puertas a la anarquía y, más preocupante, el adoctrinamiento. Por
ejemplo, pretenden promover la discusión del contenido de los medios de
comunicación dentro de las aulas de clase, pero por qué no hablan de matemática
o de otras tantas cosas que los alumnos tienen que aprender. Quieren construir
el tan mentado “hombre nuevo” trastocando las bases educativas de una sociedad
moderna que en vez de mejorarlas y profundizarlas, buscan es controlarlas.
No se trata, claro, de
desmeritar el papel de los consejos comunales dentro de los sectores populares,
pero sin duda ellos no tienen nada que ver con la forma en cómo los maestros
evalúan a sus estudiantes. Tampoco en otros tantos detalles del funcionamiento
de los centros educativos.
A la ministra de
Educación Maryann Hanson yo le cambio su resolución por dos propuestas: Una
enfocada en fortalecer la participación de los padres, representantes,
directores, maestros y estudiantes en el contenido educativo y la segunda
dirigida a la contraloría social que los consejos comunales podrían hacer sobre
las reparaciones que necesitan las escuelas (y las cuales acumulan ingentes
deudas de parte del gobierno nacional) aunado al trabajo social que los
muchachos pueden hacer en las zonas aledañas.
Nuestra propuesta abre
espacios al poder popular para construir mejores escuelas, y mejores
comunidades. Pero no metiendo la politiquería. Los Consejos Educativos
representan una anarquía que no contribuirá al mejoramiento y a la calidad de
la enseñanza y no lo vamos a permitir, como también nos levantamos ante la
pretensión inaceptable de colocar un comisario político en las instituciones
educativas.
Desde la Fundación
Arturo Uslar Pietri no solo hemos hecho un profundo trabajo educativo, con el
foco puesto en la formación útil, sino siempre en contacto con la comunidad. Es
allí donde el alumno va a desarrollarse y a aplicar sus conocimientos. Pero la
enseñanza es una cosa sagrada donde sólo deben meterse maestros y padres. La
violencia, el bajo rendimiento escolar, las drogas, el embarazo precoz, niños
armados.En ese escenario aparece esta resolución inconsulta e improvisada. Mi
mayor preocupación no solo está en la educación privada sino en la deteriorada
educación oficial, donde los peligros para los muchachos son aún mayores.
Nosotros, padres y
representantes, maestros y la comunidad organizada, interesados en una
educación liberadora de toda atadura, tanto la de la ignorancia como la de la
politiquería, exigimos una inmediata derogatoria de esa Resolución 058. La
escuela y comunidad deben estar unidas e integradas, pero cada quien en su rol
y cumpliendo su papel.
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