El pasado 17 de abril salió
publicada en Gaceta Oficial una resolución que limita el acceso a divisas a
cambio oficial para estudiar en el exterior pregrado o postgrado universitario
a ciertas carreras. Son 172 en total las permitidas, casi todas técnicas,
organizadas bajo 8 “áreas de conocimiento” establecidas por el Ministerio de
Educación Superior. Quedan por fuera infinidad de opciones humanistas y
sociales, como Psicología, Economía, Historia, Sociología, Trabajo Social,
Antropología, Periodismo, Publicidad, Ciencias Políticas, Derecho y otras
tantas. No creo que sea casual que las excluidas sean carreras dedicadas al
pensamiento y al manejo de ideas.
Esto constituye un cerco al
pensamiento a la cubana donde se deja indefenso a quien quiera estudiar
carreras como esas y otras de las “prohibidas” por un gobierno que no cree en
la generación de ideas y mucho menos en la formación de las nuevas generaciones
con libertad. Tampoco es casual que las carreras que sí pudieran solicitar
divisas a cambio oficial son las técnicas, “prioritarias para el desarrollo del
país” según un Ejecutivo que percibe la Nación como una fábrica y nada más.
Las carreras técnicas hay que
impulsarlas, sin duda, para que el país tenga con qué ponerse a producir. Pero
ningún crecimiento económico ni social puede estar solamente atado a lo
técnico, porque Venezuela no es una maquila. También necesitamos la generación
de pensamiento, de ideas, con innovación, para reconstruir el tejido social tan
devastado luego de años de decadencia.
Con este cerco al pensamiento se
le pone un muro al conocimiento, se aleja al venezolano del desarrollo de los
saberes, y se bloquea el futuro de una generación y de un país. Es la
expropiación del futuro. Estamos cerrando la capacidad de formar profesionales
de calidad, estamos cerrando las posibilidades de formar hombres capaces de
forman pensamiento crítico. Excluyen las carreras que específicamente forman
las corrientes de opiniones.
Salir del país a estudiar no es
cosa de apátridas que abandonan su tierra. Cuando se decide cursar estudios en
el extranjero no solamente se lleva el compromiso de aplicar lo aprendido luego
en pro de la Patria, sino que cada estudiante se convierte en un embajador de
Venezuela. Pero además, no pocas universidades nacionales tienen amplios
convenios con casas de estudio de afuera para intercambiar alumos de manera que
a formación de un muchacho de aquí se complemente con al realidad foránea,
mientras que uno de otras fronteras venga a nutrirse de lo mucho que Venezuela
también tiene para ofrecer. No es turismo, no es emigración, es formación.
Cierto es, claro, que muchos que
se han ido a estudiar terminan quedándose a vivir en otras latitudes. No lo
podemos negar. Pero ello ocurre no por gusto. Nadie deja atrás su país y sus
afectos solo porque sí, sino porque el país, sumido en esta espiral de
violencia, de falta de oportunidades y de ostracismo, termina espantando hasta
al más bravo.
Pero la respuesta a ello nunca
debe ser cerrar la salida, expropiar el derecho a formarse o limitar al cruce
de fronteras, sino hacer de Venezuela un país de crecimiento, de desarrollo y
que avance convocando a los mejores, a esos que se fueron a estudiar y los que
están aquí haciendo lo propio en nuestras excelentes universidades.
Lamentablemente esto es un cerco a la cubana: se trata de cerrar, de limitar,
de prohibir; palabras que solamente un gobierno desconectado de las necesidades
de un país y concentrado en exprimir a su sociedad aplica.
Por otra parte, esta resolución
de limitar el acceso a dólares para estudiantes a ciertas carreras, impulsa a
quienes igual vayan a formarse a cometer un “delito”. Porque buscar divisas en
el mercado paralelo se supone que está prohibido, pero este gobierno impulsa
ese mercado negro, quizá hasta beneficiándose de él. Las divisas de Cadivi no
son una beca, son un derecho como ciudadano. Prohibir tener acceso a ellas, no
solamente constituye una acción excluyente y retrógrada, sino que abona el
terreno para que se intenten caminos “ilegales” y se genere luego la
consiguiente persecución.
Ya basta de cercar el
pensamiento, de limitar el conocimiento, y de querer uniformar como obreros
sumisos a una sociedad. Educación es solución, lo hemos dicho y ratificamos.
Por eso es criminal que se le ponga límite al estudio libre, a la formación
social y a la libre circulación y generación de ideas y de innovación.
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