Estaba decidido a no hablar más del tema de la candidatura y del
rollo con el “cogollo” de Copei, pero su pensamiento crítico ante lo que
considera “injusto” lo hace inevitable. Antonio Ecarri Angola se
autodescribe como un hombre de 44 años cuyo sueño es realmente ser
alcalde del municipio Libertador de Caracas.
Le incomodan los “acuerdos políticos y los consensos”, prefiere las
reglas claras, primarias generales para cualquier candidatura y la ética
para conquistar espacios.
Por ello no teme enfrentar a ningún dirigente, venga del partido que
venga, rojo, amarillo o verde, por ejemplo, si observa que “los
intereses personales y no los del pueblo se imponen”. “El debate no
afecta la Unidad”, acota.
Considera que una buena parte de la Mesa de la Unidad Democrática
(MUD) “no está en sintonía con la realidad del país”, sobre todo con el
municipio Libertador, por lo cual desestima que a ese paso la oposición
logre ser mayoría en la Asamblea Nacional, en vísperas de las elecciones
del 6 de diciembre.
Asegura que hará todo lo que esté a su alcance para ayudar a los
candidatos a diputados de los circuitos de Caracas, zona que considera
su bastión político porque se la conoce de cabo a rabo, pese a que ha
recibido varias derrotas electorales, pero afirma que seguirá luchando
hasta lograr un cambio positivo para el centro capitalino.
Conversando con el equipo del diario 2001, Ecarri recordó cada uno de
sus pasos por la política y los proyectos que tiene para “una mejor
Caracas”. “La Casa del Lápiz” es su orgullo, porque el objetivo de estas
casas ubicadas en parroquias populares es ayudar a la gente ofreciendo
educación, valores y principios para ser un mejor ciudadano.
Se considera un opositor muy critico al gobierno, pero no le importa
trabajar en conjunto con el oficialismo, pues afirma que su objetivo es
buscar soluciones para la gente.
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