lunes, 29 de septiembre de 2014

Educación sin valores

El libro "Carlitos, nuestro aprendiz de ciudadano" exalta el respeto, solidaridad y honestidad. "El tumor de los antivalores tiene su origen en el cáncer de la escuela", dijo profesor Antonio Ecarri. Lila Vega considera de deben adecuarse los métodos de enseñanza de acuerdo con las realidades sociales

LORENA MARCANO PRADO/DiarioTalCual


La educación representa uno de los derechos humanos universales. Forma parte de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y está consagrada en los artículos 102 y 103 de la Constitución Nacional.

Desde el punto de vista etimológico, la palabra educación, proviene del latín educere (sacar, extraer) o educare (formar, instruir) y su concepto básico establece que es un proceso por medio del cual se transmiten conocimientos, valores y costumbres.

Actualmente en Venezuela está posicionado el pensamiento colectivo de que "se perdieron los valores" y que este menoscabo es el responsable de muchas coyunturas que afectan a la sociedad.

Considerando, entonces, el concepto más elemental de lo que es educación, y relacionándolo con el sentir de la gente, cabe preguntarse si actualmente en la escuela se están sembrando valores morales y ciudadanos.

Existe una estructura de educación formal en el país, dividida por el sector público y privado, ambos regidos por el Ministerio para la Educación, pero hay gente que por iniciativa propia labora apostando a la mejoría de la sociedad venezolana, a través de la enseñanza.

VIOLENCIA EN LAS AULAS
El profesor y presidente de la Fundación Arturo Uslar Pietro, Antonio Ecarri, con referencia al tema, opina que en Venezuela el sistema educativo nacional padece una seria enfermedad.

"El tumor de los antivalores tiene su origen en el cáncer en la escuela", expresó el docente, al señalar como ejemplo los altos niveles de acoso escolar conocido también como bullying que se presentan en los planteles del país.

Es por esta razón que Ecarri asegura que la población se instaló en muchas instituciones educativas nacionales y lo más lamentable es que los alumnos la están adoptando como una forma de vida, considerando que el hecho de estar sumergido en el mundo delincuencial proporciona poder.

"Pareciera que en Venezuela ser malandro está de moda y los niños se identifican de una u otra forma de estar personas porque consideran que los pueden proteger", indicó.

Dijo al respecto que a partir de los 12 años, cuando el niño egresa de sexto grado de primario o ingresó a séptimo grado de bachillerato están más propensos a inmiscuirse con actividades hamponiles.

Otro de los detalles al que hizo alusión el entrevistado fue que no existen, hoy en día, políticas académicas con las que se trabaje la siembra o recuperación de los valores morales y cívicos en los estudiantes. "Una educación de calidad es igual a no violencia", acotó.

Señaló que el discurso hostil del gobierno nacional tampoco ayuda y trajo a colación la conformación de las guerrillas comunicacionales en los centros educativos.

SISTEMA ARCAICO
A su juicio de Ecarri, el sistema educativo venezolano es muy arcaico, por ende no está acorde con la realidad del país y el servicio de orientación vocacional que se brindaba antes ahora es inexistente.

Mencionó además la deserción escolar y está generalizada en los jóvenes la idea de que no vale la pena estudiar.

"Necesitamos inculcar la superación personal por medio de la escuela, hay que hacer una vinculación entre la educación y el trabajo para vivir", destacó.

Señaló que es perentoria la reforma al sistema educativo, ajustadas a los nuevos tiempos y que incluya el tema de los valores de una forma transversalizada, es decir que la enseñanza de matemáticas, física, historia, castellano, historia, entre otras cátedras, se diseñe desde la perspectiva de la cultura de paz.

Asimismo, puntualizó que el gobierno debe centrarse en construir y refaccionar los planteles para contar con una infraestructura escolar moderna, incluyendo las bibliotecas y modificar los contenidos, de manera tal que se le dé un sentido más útil y práctico que le permita al estudiante, una vez que culmine la etapa secundaria, cuente con herramientas de arte u oficio.

Para finalizar, Antonio Ecarri, destacó la importancia que tiene la escuela para el reforzamiento de valores, sobre todo en esta época en la que la familia afronta serias disfunciones.

"Hay que atender desde la escuela a la familia para que los valores de no violencia, paz y superación la enseñanza en este sentido sea integral y llegue no solo al estudiante, sino también a su entorno familiar", concluyó.

ABORDAJE EN TIEMPO REAL
Para Lila Vega, coordinadora de la Red de Madres, Padres y Representantes, el tratamiento de los valores en la escuela es bastante complejo y subjetivo.

"En una sociedad es determinante que la importancia de los valores depende de sus realidades", fue lo primero que indicó la doctora para adentrarse en el tema.

Sin embargo, hay algunos valores, considerados como universales, que mantienen su relevancia en la sociedad. Tal es el caso de la solidaridad, honestidad, sinceridad y no robar, detalló la pediatra.
"A cualquier persona le gustaría que fuera ley", sentenció Vega.

Expuso que ciertamente la escuela es una institución forjadora de valores, no obstante significó que este proceso debe ajustarse a los tiempos y realidades de cada sociedad, tal como lo apuntó Ecarri.

Por eso considera que es necesario que los valores trabajados desde el seno educativo sean más que los universales o los más tradicionales, por el contrario, deben pensarse en función de los intereses de los niños y adolescentes que representan la población estudiantil.

"En este momento, la escuela es obsoleta, especialmente para los jóvenes, no entendemos que desean los adolescentes", alertó.

Estima que existe la visión errada de que en los centros educativos debe reforzarse las enseñanzas implantadas en el hogar, pero ­para Vega- "la escuela no debe perpetuar los que se hace en casa, por el contrario, equipara y complementa la formación familiar.

La coordinadora de la Red de Madres, Padres y Representantes estima que la revisión para el abordaje de los valores desde el ámbito escolar debe hacerse con celeridad para instaurar valores que sean realmente de interés para las futuras generaciones.

"Necesitamos comenzar a trabajar con aquellos valores que mejoren la sociedad y que la hagan más productiva", mencionó.

"APRENDIZ DE CIUDADANO"
En la Venezuela que estamos viviendo, cargada de muchos conflictos sociales, hay gente de que de manera independiente trabaja para que el país se encamine hacia un rumbo distinto.

Tal es el caso de Carolina Mata, quien se transformó de una formal empleada pública a una emprendedora atrapada en el tema de la ciudadanía.

"El tema de la ciudadanía desde siempre me ha gustado, quizás por esa formación de casa y de la escuela que tuve, mi abuelo, por ejemplo, siempre de decía: el que se roba medio se roba un avión", mencionó como experiencia de vida.

De esta pasión surgió su más preciado proyecto: "Carlitos, Nuestro Aprendiz de Ciudadano". Este niño venezolano que tiene apenas 9 años es el personaje central de un libro de 117 páginas, colorido por demás y en el que comparte su cotidianidad, resumida en 21 historias, con 12 personajes más.

"El objetivo que tiene el libro es contribuir al rescate de los valores ciudadanos del venezolano, las historias están planteadas desde la perspectiva de un niño que quiere abordar tanto a los adultos como a sus pares" explicó Mata.

Las historias, indicó la autora, están basadas en circunstancias vividas por ella y relacionadas directamente con el menoscabo de los valores que actualmente incide en problemas de impacto social.

"En Carlitos, Nuestro Aprendiz de Ciudadano, encontramos historias desarrolladas en el zoológico, en la playa con sus abuelos o en la cola del cine, son escenarios donde siempre se ponen de manifiesto las buenas o malas conductas del ciudadano", dijo.

Al respecto, Carolina Mata expuso que Carlitos explícitamente no manifiesta al resto de los personajes si determinada acción es correcta o inadecuada, más bien, insta a la reflexión del tema central de este texto.

Relató la emprendedora que el personaje muestra la perspectiva social que tiene de Venezuela, compara los valores aprendidos en el hogar y la escuela y trata de aplicarlos en los 21 capítulos que componen la publicación.

"Parte de lo que se refleja en el libro es la importancia de la formación de valores en la casa y la escuela, desde que somos pequeños, en el tema de la ciudadanía no basta con los que diga papá o mamá diga algo, también hacen falta figuras de autoridad, personas cercanas que sirvan de guía, y quien más que nuestros maestros o profesores, claves en nuestro proceso de formación", agregó.

En las multicolores páginas, cual cuento infantil, se analiza el cumplimiento de los deberes y la garantía de los derechos, se ponen de manifiesto formas de vida proactivas, basadas en el respeto, la solidaridad o la honestidad.

MADUREZ CIUDADANA
"Los problemas sociales no nos dejan ver lo bueno que somos y los valores que aún tenemos los venezolanos", señaló Mata, quien, ante esta realidad, considera que es necesario contar con madurez ciudadana para mejorar la sociedad.

Explicó que en la Constitución Nacional hay más derechos que deberes y que en el país contamos con muchas leyes y reglamentos, pero que al no cumplirse, la intención de cada documento jurídico se diluye.

"Tenemos que empezar a pensar en positivo y en el país que queremos", sugirió la emprendedora para romper con el pensamiento de que los venezolanos ya no conservan sus valores ciudadanos.

Para seguir abonando este terreno y estimular más la reflexión del tema, Carolina Mata escribió un segundo libro al que tituló: "Carlitos entre vagones y estaciones de ciudadanía", cuyas experiencias se desarrollan en el sistema Metro de Caracas. Las normas del usuario Metro son la esencia de este ejemplar.

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