lunes, 11 de febrero de 2013

Caracas a Lápiz #88: La Casa del Lápiz es una realidad


Alrededor del túnel de La Planicie, en Caracas, hay un entramado urbano espeso, sobrepoblado, pintoresco y popular. Es uno de los sectores populares más grandes de la capital, con una gran concentración de habitantes y también de pobreza. El sector Los Eucaliptos no solo se enfrenta diariamente a la carestía económica, sino a la vulnerabilidad de toda la infraestructura y a una calidad de vida más que cuestionada. Pero es allí mismo, con esas condiciones tan precarias, donde se está generando la semilla del cambio popular.

Entre tantas escaleras y recovecos. Entre casas con techos de zinc, las mismas que ayer en las de techos de cartón que cantó Alí. Entre las esperanzas de las madres por poder darles a sus hijos una vida digna, estable, de educación, de sustento y de amor, el barrio tiene su luz. Los Eucaliptos quiere ir hacia adelante, como toda Caracas. Por eso allí germinó la Casa del Lápiz, un proyecto social de impacto directo en esta comunidad del oeste de la capital, donde se brinda formación para el trabajo y empoderamiento de la comunidad de la parroquia San Juan.

Luego de un trabajo arduo, que empezó poniendo una semillita e integrándonos con la comunidad, desde la Fundación Arturo Uslar Pietri logramos establecer esa Casa del Lápiz, para declararnos en campaña para desmontar la violencia y acabar con el desempleo. Lo hacemos con la educación, desde los sectores populares más necesitados promoviendo el emprendimiento.

Hemos constituido una alianza arraigada, profunda y solidaria con las comunidades organizadas. Así cada quien pone su parte. Los vecinos ofrecen un espacio dentro de sus hogares para que personas de la misma zona se formen en distintos oficios, con instructores también de la comunidad. En Los Eucaliptos estamos empoderando a las mujeres de Caracas, formándolas para el trabajo, para que tengan un oficio. Y comenzamos con una primera etapa que es peluquería, para convertirse en nueva emprendedoras y puedan echar pa´lante a su familia. Es la educación lo único que marca la ruta para un empleo digno, un nuevo rumbo que elimina la condena perpetua de la pobreza y la exclusión.

El contraste es claro. Afuera de la Casa del Lápiz aún se respira pobreza. Adentro, entre paredes pintadas, espacios sanos y equipados por la propia comunidad y disposición para aprender y trabajar en pro de las familias, se respira emprendimiento, se respira alegría, se respiran ganas de lograr cambiar a todo el sector desde sus entrañas.

Desde el primer día tuvimos a 24 mujeres de Los Eucaliptos en la primera clase de técnicas de peluquería y belleza. Elizabeth Blanco y Gregorio Hernández son los líderes que nos motivaron a iniciar este programa en este sector, su espíritu admirable devuelve fe y esperanza en medio de la adversidad.  En este programa todas son beneficiarias de la iniciativa, incluyendo dirigentes comunales y sociales. Estamos generando un impacto social, acompañando, dándole una mano a este capital humano tan valioso que se encuentran dentro de las zonas populares. No es regalando cosas sino formando, fortaleciendo, para que las mujeres puedan ser dueñas de su propio destino y no dependan de ningún gobierno ni de nadie.

Pero además la Casa del Lápiz se convierte en un estimulante del tejido social. La casa de una vecina se convierte en centro de reunión de la comunidad, con el objetivo claro de adquirir nuevas herramientas para el emprendimiento. Así se reconstruyen las relaciones intracomunitarias, y así se genera un escudo contra la violencia, contra la exclusión, contra el individualismo. Así generamos cambio social, así luchamos de verdad contra la pobreza. No son dádivas, no son migajas. Son alianzas sociales profundas para el progreso popular.

En los próximos días estaremos abriendo la Casa del Lápiz en El Guarataro que, por iniciativa de la propia comunidad, está dedicada a los niños, para reforzar los temas educativos, para acabar con las deficiencias del sistema escolar, para brindar herramientas adaptadas a las realidades sociales de nuestros sectores populares, allí donde el pupitre y el aula de clase pueden pecar de estar desconectados de la realidad “real”. Y seguimos trabajando, para crear un circuito de formación popular en todo el oeste de Caracas. Así hacemos un cambio de verdad, rompiendo paradigmas y convirtiendo a Caracas en una ciudad educadora, único modo de acabar con la violencia y la pobreza. No es un eslogan, es un objetivo. 


En la pizarra lo escribimos y aquí lo repetimos: “La Casa del Lápiz es una realidad. ¡Vivan los Eucaliptos!” 


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