martes, 11 de diciembre de 2012

Caracas a Lápiz #83: Calma y cordura


A partir del pasado sábado se abre una ventana histórica y única para el país. Con la recaída del presidente Hugo Chávez y su admisión que es probable que no esté apto para concluir un nuevo período al frente de la jefatura del Gobierno por asumir el 10 de enero, surge una oportunidad excepcional para un profundo cambio de rumbo en la construcción de la nación.

Enfrentamos no a un posible sucesor del presidente Chávez ni a la composición de un gobierno nuevo. Se trata de una profunda rectificación colectiva en torno a cuales son los imprescindibles rumbos hacia los cuales debemos dirigirnos. Solo así evitaremos continuar con la acelerada e insensata destrucción del país y el desconocimiento irrespetuoso de los valores, anhelos, aspiraciones y esperanzas de nuestra gente.

El actual ministro de Finanzas, corresponsable de lo que él mismo denuncia, asegura que lo gratis se acabó y lo regalado se tiene que acabar. Es decir, lo que estamos viendo pareciera ser un cambio completo de la forma de gobernar, de la forma de concebir el manejo del país y de esta "revolución". Es una manera franca pero trágica de reconocer el desastre causado pero a quien se le ocurre recurrir al "demoledor" para diseñar reconstrucción. 

Claro que a Hugo Chávez hay que desearle mejoría para su salud, pero también hay que exigirle conciencia del momento histórico del país. No lo hizo antes cuando asumió la candidatura presidencial aún enfermo, esperemos que lo haga ahora frente a la necesidad de comenzar una nueva etapa de gobierno, donde seguro vendrán medidas impopulares, difíciles pruebas para el país, dentro de un marco institucional desmantelado para tal fin y convertido en el aparato de gobierno de un solo hombre que acaba de decir que pudiera no seguir estando en Miraflores.

Revisemos la historia. El 20 de diciembre de 1935 el general Eleazar López Contreras le habla al país en cadena. Solo había radio, claro. Entonces, López Contreras era el Presidente Encargado de la República cuando apenas había transcurrido 3 días de la muerte de Juan Vicente Gómez. Su mensaje, en medio de un ambiente cargado de rumores y tensiones, quedó para la historia. “Calma y cordura”, dijo el general. Fue el inicio formal de la transición postgomecista.

Pero el desespero y los rumores no sirven para definir un rumbo. La información sí. Y, claro, la calma y la cordura. Por eso la convocamos ahora, cuando la historia pone retos al país, a la sociedad toda. Se trata de un país que debe asumir su destino, ahora con este nuevo reto.

Seguimos teniendo tareas inmediatas, como las elecciones regionales, por ejemplo. Pero también seguimos en nuestra labor de denunciar las intenciones de unos irresponsables que quieren ponerle la mano a todo pero para dañarlo, como las escuelas con la Resolución 058. Eso sigue estando allí. A esas intenciones no les da cáncer. Somos nosotros quienes debemos servir de anticuerpos para responderlas.

Los retos siguen siendo muchos. Lo anunciado en sábado en la noche sin duda baña todo el debate de la opinión pública, pero no perdamos el rumbo. Al contrario, afiancemos nuestros valores, nuestras metas, el sueño del país que queremos lograr y estamos construyendo. Calma y cordura para tomar las mejores decisiones. La historia nos pone el reto y el país nos obliga a asumirlo con altura.

LA EDUCACIÓN

Dentro de esos retos que siguen estando allí está la educación. Esa que se maneja como una taguara. No hay otra manera de leer la suspensión adelantada de clases que ordenó la ministra de Educación, desmeritando el valor de la formación y de la presencia de los niños en la escuela.

Es evidente que buscan desmovilizar al país de cara al 16-D. Qué lamentable que lo político, lo táctico, lo electoral pase siempre por encima de los intereses nacionales. En un país cargado de violencia, un niño que deja entrar al aula de clase está más cerca de esa inseguridad, de esa violencia, del camino equivocado.

Muchos maestros se enteraron por la televisión. Y ahora son ellos los que deben hacer magia para rearmar el calendario en sus escuelas. Es una irresponsabilidad restar días de clase, de formación, en función de intereses políticos. Es mezquino. 

La educación merece ser prioridad, no el partido. Sigamos teniendo presente eso, que educación es solución.

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