Esta semana hemos estado conversando sobre la Alianza del
Lápiz, que es una iniciativa creada por un esfuerzo social para promover la
educación a todos los ciudadanos, con apoyo de todos los sectores políticos y profesionales
que deseen aplicar sus conocimientos para proyectos sociales que enseñen a las
comunidades. Es una herramienta más para llevar a la práctica eso con lo que
insistimos siempre: la violencia y la pobreza se desmontan con educación.
No puede quedar duda de que la violencia termina siendo la
muestra fehaciente de la vulnerabilidad social que genera la falta de educación
y las insuficientes herramientas para la formación de ciudadanos. Por eso con
la Alianza del Lápiz se ha logrado brindar conocimientos a sectores
desfavorecidos, para que con la iniciativa de la lectura y diferentes
actividades didácticas aprendan.
¿Cómo desmontamos la violencia? Con educación, prevención y
cultura. Es decir, la educación como tema de prevención en la seguridad, y esto
es una meta por lo que debemos trabajar todos. Por eso se consolida la Alianza
del Lápiz, con la participación de todos los sectores, sin distinción, para
poder disminuir esa violencia que no entiende de colores políticos y que se
afinca muchísimo más en nuestros sectores populares, donde la vida está
condicionada por la exposición a la inseguridad, a la violencia, y a la muerte.
Por eso es allí donde debemos poner el principal acento.
Aquellas zonas donde viven nuestros vecinos con menor poder adquisitivo, el
esfuerzo debe ser doble y hasta triple. Desde esas zonas populares es que deben
lograrse los principales y mayores resultados, convirtiéndolos ya no en una
vitrina de la sociedad golpeada por la violencia, sino como la muestra de cómo
es posible lograr la transformación por la que tanto estamos trabajando: la de
la ciudad violenta por la ciudad educadora.
En ese sentido, esta semana entregamos el Premio Municipal
de Literatura, en su mención cuento infantil, “Arturo Úslar Pietri” a muchachos
que con su pluma lograron destacarse. Miramos y trabajamos por el futuro y por
eso premiaos el trabajo de niños venezolanos con grandes cualidades creativas y
literarias. Preocuparnos por ellos y su formación significa la verdadera
apuesta por el desarrollo de Venezuela y el desmontaje de la violencia.
Este es un esfuerzo para llevar a la práctica nuestra
política educativa. Incentivar en los jóvenes la escritura, significa mejorar
sus capacidades educativas pero de igual forma mejorar la calidad educativa que
reciben. La única manera de desmontar la violencia que hoy vive nuestro país,
son estos espacios de educación, encuentro social y formación.
El ganador fue el niño Santiago Calderón, estudiante de
quinto grado del Colegio Santiago León de Caracas y autor de la obra “La magia
que cambió la vida de Charles”. Se otorgó una mención honorífica al niño Oliver
Samuel Acevedo, estudiante de segundo grado de la U. E. Colegio San Francisco
de Asís por su obra “Chocolates José Ignacio Rey”.
A la convocatoria del concurso acudieron más de 200 niños
escritores con edades comprendidas entre 8 y 12 años, estudiantes de distintas
instituciones educativas y sectores populares del municipio. Estas experiencias
nos han demostrado que premiar la creatividad y la escritura motiva a nuestros
chamos a seguir adelante, a prepararse para ser grandes profesionales que
contribuyan con el desarrollo nacional. Por eso anunciamos desde ya que la
convocatoria a la tercera edición del premio se realizará a todos nuestros
niños estudiantes de educación pública. Estos espacios son los que
verdaderamente construyen democracia porque existe un verdadero encuentro
social entre los niños y jóvenes venezolanos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario