Las alumnas practican la técnica del secado entre ellas mismas. Aunque el grupo es de 24, hay otras 150 interesadas en el curso VENANCIO ALCÁZARES |
Por Delia Meneses
El Universal
La platabanda de la casa de Elizabeth Blanco, vecina del sector 1° de Mayo de Los Eucaliptos (parroquia San Juan) se convirtió en una peluquería. Pero más adelante podrá ser un taller para confeccionar piñatas o un salón de repostería. El destino del espacio lo deciden las demandas de la comunidad.
Eso que comenzó a funcionar hace pocos días en el último piso del hogar de Blanco se llama la Casa del Lápiz, un proyecto social que involucra a vecinos de zonas populares y a la Fundación Arturo Úslar Pietri (FAUP) y que consiste en acondicionar un espacio dentro del barrio para que las personas de esa zona se formen en algún oficio, con instructores también de la comunidad.
No es una experiencia aislada. El sábado pasado se inauguró en la zona del Guarataro la segunda Casa del Lápiz. Aquí la comunidad decidió que la terraza dispuesta por una familia del sector se convirtiera en un salón de clases que usarán los maestros del barrio para tratar de disminuir los problemas de aprendizaje y rendimiento de los niños.
La idea de Antonio Ecarri, presidente de FAUP, es crear un circuito de formación popular en el Oeste de Caracas. "En Los Eucaliptos 24 mujeres se están entrenando gratuitamente para ser peluqueras, después podrán trabajar desde su casa o a domicilio. Esa es la manera de crear empleo, de promover el emprendimiento, de hacer que ellas se empoderen para que no dependan de un marido ni del gobierno".
Una de las alumnas es Yusmaira, desempleada y madre de tres niños. El viernes practicaba la técnica del secado liso con la supervisión de Goyo Hernández, el estilista del sector, dirigente comunitario e instructor del curso.
"Aquí hay madres que no pueden enviar a sus hijos al colegio porque no tienen recursos. Algunas no saben leer ni escribir, la mayoría tenía baja autoestima", cuenta Hernández del perfil de sus alumnas. "Que aprendan un oficio es la manera de inspirarlas a soñar con un futuro mejor, que se sientan productivas e importantes. Ya hay bancos interesados en darles microcréditos".
Migdalia de Rosales, 39 años, aprendió a poner los rollos, aplicar tinte y técnicas de atención al cliente. Ya está gestionando un localcito cerca de su casa, en la escalera Santa Elena. Al finalizar el curso, que consta de diez clases de cuatro horas cada una, las emprendedoras pondrán sus conocimientos al servicio de la comunidad. Harán una jornada para afeitar a los niños de la escuela Los Eucaliptos y otra para las personas de la tercera edad. El sueño de Ecarri es que la primera cohorte le dé clases a la segunda.
Para Blanco, la Casa del Lápiz es un oasis en un sector lleno de necesidades y de violencia, con deserción escolar, desempleo y fallas en los servicios básicos. El olor de los callejones habla de problemas con la canalización de las aguas negras, el gas no llega con regularidad y el preescolar más cercano cerró por problemas de filtraciones. Para no ponerle límites a las futuras peluqueras, Blanco les cuida a los niños mientras se dicta la clase.
La FAUP se encarga de pagarle a los facilitadores de los talleres, acondiciona los espacios con donativos de los comerciantes de la zona, elabora el cronograma académico y hace seguimiento al proyecto. Ya hay catorce solicitudes de comunidades para crear otras Casas del Lápiz. Al final se trata de hacer valer la idea del maestro Úslar Pietri de darle un sentido útil y práctico a la educación.
LAS QUE VIENEN
• Está en período pre-operativo la Casa del Lápiz ubicada en Coche, en el KM 2 de la Panamericana. Es la más vulnerable de las estructuras pues es una vivienda de tablas y zinc. Allí se atenderán niños con problemas de lectura y escritura.
• También está en preparativos la Casa del Lápiz en Mario Briceño Iragorry (Catia) destinada a dar clases de técnicas de refrigeración para los jóvenes del sector.
• En la de San Agustín está previsto que se imparta mecánica de motos.
• También está en preparativos la Casa del Lápiz en Mario Briceño Iragorry (Catia) destinada a dar clases de técnicas de refrigeración para los jóvenes del sector.
• En la de San Agustín está previsto que se imparta mecánica de motos.
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