lunes, 24 de septiembre de 2012

Caracas a Lápiz #73: El voto por la descentralización


El 7 de octubre se vota entre dos nombres, entre dos proyectos, entre dos visiones de país, pero también entre dos formas de afrontar la atención de los problemas. El día de las elecciones presidenciales también se vota entre centralismo y descentralización. Nosotros apostamos por lo segundo, no solo porque ha sido un modelo probado y exitoso a pesar de fallas, sino porque esta última década de centralismo y acumulación del poder en algunas oficinas de Caracas han dejado una estela de corruptelas, ineficiencias y más problemas de los que se intentaban resolver, si era el caso.
Con la descentralización se acerca el poder al pueblo. Pero no es retórica. No se trata del poder como la fuerza para imponer algo. Se trata del poder de resolver problemas, de atender fallas, de dar respuestas a situaciones particulares que necesiten atención prioritaria.
De nada sirve que si en Guárico o Monagas hay un problema en un hospital, en una dependencia pública o en alguna instancia de gobierno, el asunto deba llegar hasta la capital para diseñar una respuesta. Ello lo que hace es alargar los tiempos y, por tanto, los problemas que terminan acumulándose, haciéndose aún más grandes e inmanejables y que cada cambio que tienen deben ser reevaluados desde Caracas. Es un modelo inviable, a todas luces.
Eso se entendió teóricamente hace dos décadas, y comenzó a aplicarse. Sí, hubo fallas. Sí, hubo desviaciones. Pero cuando ellas ocurren el problema no es el modelo, sino su aplicación. La descentralización no solamente acercó a los gobernantes con los pueblos determinados de cada lugar, sino también los recursos y la capacidad para dar respuestas.
Quién puede dudar, por ejemplo, que en el estado Carabobo hubo un crecimiento. Nadie. Fue una región que se convirtió en vitrina de cómo a mayor autonomía, a mayor identidad, a mayor cercanía de la gente con las instituciones dan mejores resultados. Es lo que ocurre también ahora con Miranda, por citar otro ejemplo, donde el gobierno regional ha encarado soluciones rápidas y directas.
Es el esquema que hay que profundizar, con alcaldes cercanos, abiertos, dedicados a servir a la comunidad. Con gobernadores que entiendan la concepción más amplia de todo eso, bajo un gobierno nacional respetuoso de tal descentralización y que trabaje en equipo. Lo importante no son las parcelas, ni gubernamentales ni partidistas, sino la gente. Allí ponemos el acento.
Ates lo hemos dicho: Caracas es la primera víctima del centralismo. Algo que es paradójico termina siendo una vergonzosa realidad. Cualquiera en la calle se da cuenta de cómo para arreglar una calle, una acera, una alcantarilla, hace falta que intervengan ministros y hasta el Presidente de la República. Los diferentes niveles de gobierno están para atender diferentes niveles de ocupaciones, con objetivos distintos. Por eso queremos una Caracas descentralizada, cercana, que brinde soluciones, que funcione y haga funcionar el tejido estructural de la ciudad.
Claro que todo eso se hace es con descentralización, con distribución justa y correcta de los recursos nacionales y con trabajo en equipo, según la capacidad institucional y el alcance de cada instancia.
El 7 de octubre eso también está en juego. La descentralización es el modelo hacia el que Venezuela había comenzado a caminar lentamente y es el camino que podemos profundizar ahora incluso plateando cosas como las leyes de hacienda pública estadal y la revisión de los mecanismos para el situado constitucional. Es parte de la discusión.
En frente está el modelo del centralismo, de la burocracia aumentada y paquidérmica, de la lentitud, de los reclamos que deben llegar a Miraflores para que se ocupen de cuestiones en cualquier punto lejano del país, y por tanto el de autoridades locales y regionales que pueden desentenderse de su propia gente y mandarlos a reclamar “pa’ Caracas”.
Votemos con inteligencia. Votemos por la descentralización. Votemos por un país de trabajo en equipo y no de exclusión, ni peloteo, ni lavada de manos. Votemos el 7 de octubre.
17 AÑOS DE PROVE

Aprovechamos estas líneas para volver a felicitar a Proyecto Venezuela en su 17º aniversario. Una organización nacida al calor de la descentralización y que apuesta por profundizarla, sigue empeñada en lograrlo ahora dentro de la Unidad más profunda, de la Unidad afectiva. Son casi dos décadas de trabajo intenso, de abajo hacia arriba, que seguimos realizando para afrontar los nuevos retos. La felicitación es para todos los que hacen de ProVe una organización de avanzada, donde la voluntad popular abre el camino para lograr los mejores resultados nacionales.

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