lunes, 23 de abril de 2012

Caracas a Lápiz # 51: La urgente necesidad de una academia



La semana pasada en la Policía de Caracas se vivió un hecho insólito, descabellado. Lamentablemente no fue algo inédito porque tampoco es la primera vez, pero qué duda cabe que leer que en el año 2012 todavía se vean cosas así da por lo menos indignación. En un allanamiento a la sede de PoliCaracas se encontraron dos ciudadanos que habían sido secuestrados por funcionarios de ese cuerpo.

Lo ocurrido el pasado martes fue desenlace de una denuncia valient de un caraqueño que fue hasta Fiscalía para acusar a funcionarios de PoliCaracas de que lo estaban extorsionando. Luego, unas comisiones del CICPC y del Ministerio Público encontraron la camioneta de la víctima estacionada en la Brigada Motorizada del cuerpo de seguridad. Se metieron y preguntaron pero los presentes no supieron qué responder.

Entonces hubo el allanamiento y las detenciones. Nayibe Castillo Rodríguez, Fuentes Torres Wilmer y Andrid José Martínez, son quienes portando chapa de uniforme presuntamente estaban involucrados en el secuestro. Otros cuatro uniformados se dieron a la fuga. Total que son 7 manzanas podridas dentro de la Policía de Caracas, cuya misión es protegernos en las calles de la capital.
Esto demuestra el nivel de corrupción y de podredumbre que hay en ese cuerpo policial. Una policía que en vez de proteger a los ciudadanos, se dedica al delito, al secuestro, a la matraca, a la extorsión. No es algo que nunca se haya oído antes. Más de uno en la ciudad tendrá su particular historia con esos uniformados y pudiera relatarla. Pero el miedo no es juego, más bien queda como un valiente el denunciante sabiendo que la corrupción teje sus redes por todo el sistema policial y de justicia venezolano.

No dudamos de que allí dentro haya funcionarios honestos y trabajadores. Pero no podemos quedarnos solamente con la idea de que como no todos son malos pudiera ser peor. No lo aceptamos. Por eso siempre hemos propuesto transformar a la Policía de Caracas, porque este es un hecho que hay que condenar y repudiar, pero que también debe servir para la reflexión. Nosotros hemos propuesto la fundación de una Academia de Policía de Caracas para renovar de verdad la institución.

Educación es solución, también para la limpieza policial. Hay que desmontar la corrupción de un cuerpo armado desviado de sus funciones. Hay que formar nuevos funcionarios, nuevos agentes, nuevos uniformados, con un concepto de servicio, de protección, de responsabilidad ante el ciudadano caraqueño que, a fin de cuentas, es su razón de ser. Hay que acabar con esa frase de “yo soy la ley”, porque se porta una chapa. Hay que acabar con la idea de que un uniformado es el dueño de la verdad, de la ciudad y de las normas, en vez de un vigilante de su cumplimiento y de la tranquilidad social.

Esa academia de policías que hemos propuesto debe no solamente formar a nuevos funcionarios, sino regresar a los actuales, a los que patrullan las calles, al aula para aprender nuevos métodos, refrescar conocimientos y, sí, espantar todo vicio que pudiera estarse gestando. Eso hay que hacerlo y con urgencia.
En paralelo, hace falta una depuración policial. Pero no una como la que tantas veces se ha anunciado, donde salen funcionarios corruptos que terminan engrosando las filas de otros cuerpos armados. No. Hace falta intervenir la institución, revisar expedientes, hacer seguimiento a las faltas y desmontar la corrupción que, en muchos casos, es lo único que guía a ciertos policías.

Con una Academia de Policía de Caracas podemos enfocar los esfuerzos y los recursos en no volver a leer este tipo de informaciones de nuevo, no porque no se sepan, sino porque no ocurran. Lamentablemente, el alcalde ausente, ahora más enfocado en liderar un comando de campaña presidencial, ahora dirá que no tiene tiempo para ocuparse de quienes vivimos en esta ciudad y en este municipio. Caracas merece una policía de primera calidad, de servicio, de respeto, bien preparada, equipada y remunerada, que sea ejemplo para todo el país.

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