Se acabó el año escolar y muchas escuelas de los sectores
populares del municipio Libertador en Caracas quedaron como empezaron: medio
destruidas. Al inicio de cada año escolar la alcaldía de Caracas, el
ministerio, el gobierno impuesto de Distrito Capital y cuanto gobiernero salga
por ahí, anuncia con bombos y platillos que recuperarán los planteles, que los
salones recibirán “un cariñito” (o un “cariñote” si exageran más), pero pasan
los meses y los chamos terminan viendo clases en lugares poco aptos, algunos al
borde del colapso.
En la escuela Nuevo
Horizonte de Catia, por ejemplo, alumnos y maestros esperaron todo el año para
que repararan las aulas, los pasillos, los techos y, especialmente, los baños.
No ocurrió. El aprendizaje estuvo condicionado por la precariedad en los
espacios. También ocurre en la Escuela República del Ecuador, en San Martín,
donde el valor histórico y arquitectónico queda sepultado por la desidia de
quienes son sus administradores.
Ricardo estudia en
Catia. Cada día va a la escuela donde aprende los contenidos usuales de un niño
de primaria. Pero sus preguntas suelen ir más allá: ¿por qué esta escuela está
así de fea? Yomarli es alumna del plantel de San Martín. Hay días que prefiere no
ir, especialmente cuando llueve, porque no quiere encharcarse ni sentir que
está casi damnificada mientras tiene que mirar un pizarrón.
Esas no son condiciones
dignas para estudiar. Pasó un año entero y se perdió la oportunidad de mejorar.
Hacemos esta alerta porque de aquí a septiembre, cuando arranque el ciclo
escolar 2013-2014, hay tiempo para no embolsillarse los dineros que deben
invertirse en las escuelas y efectivamente usarlos para darle a nuestros
muchachos condiciones dignas de educación. Ojalá este llamado no caiga en saco roto.
De todas maneras,
sabemos que todo se termina, incluyendo el abandono gubernamental. A partir de
2014 Caracas comenzará su transformación hacia una Ciudad Educadora. Lo haremos
junto al pueblo, con decisión y planes concretos, para que ni Ricardo ni Yomarli,
ni ninguno de sus compañeros de clase, tenga que someterse a intentar aprender
rodeados de miseria.
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