martes, 13 de marzo de 2012

Caracas a Lápiz #45: DESMONTAR LA VIOLENCIA


La semana pasada pasó algo insólito que demuestra cuán carcomida está nuestra capital. A plena luz del día, en la mañana, se armó una plomazón cerca de la plaza Miranda en la avenida Baralt, justo en el centro de Caracas. Allí quedó la sangre de los delincuentes y de dos funcionarios que dieron su integridad personal por deterner a los maleantes.

Lo triste del caso, más allá de las consecuencias humanas del suceso, es que lo ocurrido sirve como pizarrón ilustrativo, una vez más, de lo violenta que se ha convertido la capital de Venezuela, nuestra ciudad. La calle sobrepasa análisis sociológicos y estadísticas. Los datos no pueden reflejar completa esa realidad que frente a los ojos de hombres, mujeres y niños, se determina con plomo y sangre en plena calle, con luz del día, y con muchísimos inocentes expuestos.

Tampoco se trata de pensar que como la policía actuó, la delincuencia está amenazada. Al contrario, la mejor ciudad, la más segura, es aquella donde el arma del policía nunca se desenfunda y nunca se dispara porque no hace falta. La seguridad no es tener una sociedad armada convertida en vigilante de su propia integridad, con el hierro en la mano. La seguridad es la ausencia del factor de la violencia, la tranquilidad de caminar calles y avenidas sabiendo que nada pasará.

Nada de eso será posible si continúa en Miraflores un Presidente violento. Es lo que tenemos en Venezuela hoy. Dell trabajo de todos depende sustituirlo, con votos populares, por un Presidente de la educación.
Va exactamente en nuestra línea de acción, esa que hemos explicado tantas veces y la hemos acompañado por un símbolo poderoso: el lápiz. Se trata de desmontar la ciudad violenta para dar paso a la ciudad educadora. Transformar a Caracas de su realidad actual hacia un futuro convertido en presente marcado por la formación, por la paz, por el progreso. La educación garantiza equidad, igualdad, inclusión y hermandad ciudadana, que tanto hace falta para ahuyentar, de raíz, la violencia urbana.

ONECHOT

No podemos dejar de mencionar el caso del artista OneChot a quien unos delincuentes le dieron un tiro para despojarlo de su carro.

OneChot denunció la violencia cruda de nuestra ciudad, podrida como la describió en una de sus canciones, y ahora es víctima de ella. Su videoclip dio la vuelta al mundo cuando mostró cómo a inocentes las balas perdidas, y la ciudad agresiva, se los llevaban por delante. Lamentablemente la vida lo puso justo en ese lugar, de la mano de un gatillo alegre.

Hoy Juancho se recupera poco a poco, afortunadamente. Condenamos esa agresión, como condenamos que los irresponsables del gobierno se hayan hecho la vista gorda porque ese muchacho, un creador, les haya mostrado en su cara las consecuencias de su poca acción de gobierno: la ciudad violenta. La respuesta de aquellos fue acusarlo de desestabilizador, ordenar investigarlo por conspirador y descalificarlo como venezolano simplemente porque comparte su vida entre Caracas y España. Qué pena ajena.

Desde aquí hacemos votos por su regreso fuerte y sano. Fuerza para OneChot y deseos de recuperación para él y de ánimo para su familia.



VÍAS DE MISERIA

En Mamera los vecinos tienen que soportar diariamente enfrentarse a las vías destruidas. La carretera principal de esta zona popular prometieron repararla en el corto plazo, pero la realidad es que la calle sigue allí más parecida a un campo de guerra y bombardeos que a una vía de tránsito.

Carros y autobuses tienen que hacer turno para pasar de un lado al otro mientras van dejando amortiguadores y cauchos en el sitio. Así no se puede vivir. Las autoridades que asuman su responsabilidad y esa fiesta del asfalto que dijeron llevarían, terminen el trabajo que dejaron a medias.

Lo mismo ocurre en Los Chaguaramos, donde ni siquiera porque cerca está la Universidad Bolivariana, han podido reparar el boquete en el asfalto que el propio gobierno del Distrito Capital produjo cuando anunció que repararía la vía. Las consecuencias la vive la gente.
 

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